Si alguna vez has pensado en encenderme, has fallado. Me has incendiado por completo, a mí, a mi cabeza, a mi sentido; las manos se me caen flojas, los pies cadecen de equilibrio y joder, mi ropa, ¿dónde ha quedado? Te has cargado incluso tus recuerdos, tus cagadas, tus malas pisadas, tus manos frías, has roto los esquemas de tu idea en mi cabeza, y por más que intento apagarme, soy incapaz; Incapaz de moverme en tu contra, porque este calor te juro que me está partiendo, me está dejando al descubierto, se ha evaporado todo y solo queda el invierno, y la playa, el mar y el viento, el desliz de tu sonrisa en mi almohada, las ganas de... joder, solo tengo ganas.
No sé como cojones lo has hecho, pero podría tener mil y una cosas en la cabeza, cientos de personas, decenas de bocas... y tú y tus historias de media jornada las han borrado todas; todo.
El estado de pánico pasa a su segunda fase, asimilo; Disfruto.
Incéndiame más a menudo, es divertido, tener la seguridad de que al menos, existe algo, una sensación que todavía pueda hacer que rompa una sonrisa.