De nada sirve ir a más velocidad si los recuerdos te encadenan.

7 de abril de 2013

Cuando me quieras, ya no te querré.

La dulce y amarga historia de dos cuerpos que van al compás mientras se fugan,
comparten aliento, pensamiento y calor,
no tienen frenos y como cuando aprietas el gatillo de un momento fortuíto,
acaban helados.

Tengo dos personalidades paralelas, 
dos mitades que dicen sí y no simultáneamente,
un revolcón entre mis ganas y la esperanza de que algún día sea para siempre.
pero, 'para siempre es siempre casi'.

Resulta complicado mantener el equilibrio,
no es una cabeza y un corazón,
son dos corazones y dos cabezas,
¡imagínate el delirio!

Cuantas veces he soñado, con una tregua, con un momento de paz,
con un instante de estabilidad, ya no emocional, sino vital.
Un día de calma, de templanza, y no de calor, y luego tanto frío.

Se me arruga el corazón cada vez que escribo,
y se me empalman los labios cada vez que te beso,
y doblo las esquinas, cruzo las avenidas, me enamoro en los cruces,
y las luces de los semáforos son el verde esperanza que ilumina mis noches, 
y después, apareces tú, silencioso.
Manda cojones, que de camino a los veintipocos, sigo en los diecitantos.

No tengo miedo a seguir asi el resto de mis días,
tengo pánico de que cuando te quiera, ya no me quieras.

Dieciocho abriles.
En su huída se encontrarán con una chica que está segura de amar, pero no de comprometerse a amar para siempre; con una mujer perturbadora que vive sola con una ciega que nunca quiso trabajar y acabó cultivando las rosas más bellas.

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