De nada sirve ir a más velocidad si los recuerdos te encadenan.

20 de febrero de 2012



Recuerdo perfectamente como nos meneaba el viento, de un lado para otro, mientras el frío del asiento se mojaba por las olas del mar. El barco daba tumbos y nosotros dos, allí arriba, escuchando la música que sonaba en una radio comarcal nos zambullíamos el uno en los ojos del otro.
Se te daba bien abrazarme, abrazarme de manera que yo me sintiese en casa, ahí, en tu pecho.
Tú pecho era mi casa. Ese viaje fue eterno, aquella canción fue eterna, y en un instante supe, que tus cosquillas cambiarían mi vida, no era consciente de si para bien o para mal, pero la cambiarían.





(Estaba en lo cierto, tu sonrisa hizo que me olvidase del mundo, y aquí estoy, a ciegas.)






8 de febrero de 2012

Cuando la piel es escarcha y el corazón pura ceniza,
tu vienes y me calmas, me enseñas,
por las buenas y por las malas,
que la luz es una ilusión, el calor solo una sensación y la ventana una salida.
De repente me escapo contigo, sentada en una silla,
al país de 'aquí me quedo y que le den al jodido mundo'
y hace viento, y es nuestro, y hace frío, le aborrecemos y seguimos a la nuestro;
que la vida no son dos días, es uno y medio; y si hoy estoy enfermo,
de amor, de cordura, de estómago o de recuerdo, que sea porque ayer,
he disfrutado más de lo que debía;
si hoy soy ceniza, ser consciente de que puede que sea culpa mía,
y si mi piel es escarcha, mañana, será poesía.

3 de febrero de 2012

Que los labios del pecado abren mil veces más puertas, que los besos que no has dado.

En su huída se encontrarán con una chica que está segura de amar, pero no de comprometerse a amar para siempre; con una mujer perturbadora que vive sola con una ciega que nunca quiso trabajar y acabó cultivando las rosas más bellas.

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