De nada sirve ir a más velocidad si los recuerdos te encadenan.

6 de agosto de 2010

He sentido cosas preciosas y cosas rarísimas, que incluso tenían apariencia de ser decentemente aprovechables y porque no, memorables pero no he vuelto a notar ese gusanillo, esa cosita que te entra cuando tú te acercabas, me ponías la mano debajo del brazo, rozando cada costillita de las mías y me decías con muchísimo aire en los pulmones y a gran escala que me querías.
Era impresionante ver como te deslizabas entre las sábanas sin apenas desabrocharte de mi espalda, y estabas para comerte cuando te hacías el granuja y echabas la lengua a modo de rebelde sin causa, soltabas alguna tontería y me dejabas rota.
Te quiero por llevarme a esos sitios dónde la gente no suele meter sus narices, y esconderme del resto del planeta para montarnos uno propio. Pero sólo por eso, porque no has echo nada más.

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En su huída se encontrarán con una chica que está segura de amar, pero no de comprometerse a amar para siempre; con una mujer perturbadora que vive sola con una ciega que nunca quiso trabajar y acabó cultivando las rosas más bellas.

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