Los celos petan dos o tres veces la puerta cada semana, pero siempre subo el volumen de la televisión, ellos no podrán conmigo. No crearé un nosotros, no esta vez.
Me caliento un abril en el microondas que asoma en tus bolsillos, y lentamente apoyo mi cabeza sobre tu pecho. Sonries y me tocas el pelo, y es cierto.
Esto no es amor de andar por casa, ni esperanza a la vuelta de la esquina. No hay vuelta de hoja, ni papeles mojados. No hay besos a las afueras, ni safari en el parque. No hay nada, y lo hay todo.
Un sofá, y kilos de satisfacción.
Los sueños parecen quedar lejos, pero hay algo diferente y es que creo que aunque sea en un porcentaje minúsculo y sucio, se han hecho un poco realidad.
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